El sector de la construcción en Paraguay mantiene expectativas positivas para 2025, según el Informe de Política Monetaria de diciembre de 2024 del Banco Central del Paraguay (BCP). Las proyecciones indican un crecimiento del 4,3% para este rubro, un leve ajuste respecto al 4,8% proyectado para 2024. Esta expansión posiciona a la construcción como uno de los sectores más dinámicos del ámbito secundario, junto con las manufacturas.
El informe señala que el dinamismo de la construcción está impulsado por la inversión en infraestructura tanto pública como privada. Durante el presente año, esta actividad tuvo una contribución relevante al Producto Interno Bruto (PIB) del país, sustentada por un aumento en la ejecución de obras.
A su vez, la formación bruta de capital fijo, un componente clave que refleja inversiones en edificaciones y maquinarias, proyecta una expansión del 3,9% para 2025, reafirmando el potencial del sector.
En términos generales, el sector secundario, que incluye además manufacturas y generación de electricidad, se proyecta crecer un 5% en 2025, aportando al desempeño global de la economía. Este panorama está respaldado por un entorno de estabilidad macroeconómica, con una inflación prevista en 3,7% para el cierre de este año, cercana a la meta del 3,5% establecida por el BCP.
Por otro lado, las perspectivas para la demanda interna también aportan un contexto favorable. Se espera que el consumo total, que incluye tanto el privado como el público, crezca un 3,3%, complementando el impulso que recibirán sectores productivos como la construcción.
No obstante, el informe del BCP advierte sobre posibles riesgos climáticos que podrían impactar la ejecución de proyectos. Aunque las probabilidades de eventos severos relacionados con el fenómeno de «La Niña» han disminuido, cualquier alteración climática significativa podría afectar tanto la agricultura como la generación de energía, lo que tendría implicaciones indirectas para la actividad constructiva.
En el contexto de un PIB proyectado a crecer 3,8% en 2025, la construcción seguirá consolidándose como un componente relevante para la economía. Este escenario también subraya la importancia de la planificación estratégica y la continuidad de políticas que fomenten la inversión en infraestructura, así como la necesidad de mitigar posibles riesgos climáticos que puedan afectar los proyectos en ejecución.