Paraguay se posiciona como un prometedor polo de desarrollo industrial en América Latina, destacándose no solo por su competitividad, sino también por su calificada mano de obra y el potencial de las familias productoras del interior del país, así como de las diversas industrias que se instalan en cada departamento. Firmas como Induagro de Agroil S.A. y Altaja S.A. son solo algunos de los ejemplos de inversiones, modernización y de uso de tecnología de punta para la optimización de procesos, productos y reducción de costos.
Todas estas características hacen que el país sea una excelente oportunidad para los inversionistas locales y extranjeros que buscan mercados con proyección de crecimiento y diversificación.
La industria paraguaya representa el 20% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y genera más de 310.000 empleos, con una notable participación de mano de obra joven. Este sector está compuesto por micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) en su mayoría, que emplean al 51,4% de los trabajadores del rubro, mientras que el 20,8% trabaja en grandes compañías.
El dinamismo del sector industrial se refleja en su crecimiento constante. Según datos del Ministerio de Industria y Comercio, el sector manufacturero muestra un incremento promedio superior al 3% en los últimos años. Además, la exportación industrial supera los USD 1.000 millones, consolidándose como un motor económico esencial para el país.
Calidad de la mano de obra
Uno de los grandes activos de Paraguay es su mano de obra calificada, presente en todos los sectores industriales. Desde la producción alimentaria hasta la tecnología avanzada, los trabajadores paraguayos demuestran altos niveles de eficiencia y profesionalismo, lo que garantiza la calidad de los productos tanto para el consumo interno como para la exportación.
El sector industrial no solo genera empleos, sino también oportunidades de crecimiento para las familias productoras del interior del país. Estas familias contribuyen con materia prima de alta calidad, como soja, maíz, trigo y chía, que se destacan en los mercados internacionales por su valor nutricional y estándares competitivos.
Desafío
A pesar de los avances, el desafío para la industria paraguaya radica en su modernización. La adopción de tecnología de punta es crucial para aumentar la eficiencia y competir en un mercado global cada vez más exigente. Ejemplos de ello son los proyectos de electromovilidad y las iniciativas de producción sostenible, que no solo buscan satisfacer las necesidades del mercado local, sino también posicionar a Paraguay como un referente en exportación industrial.
Empresas locales, modelos de innovación y tecnología
En un escenario global competitivo y como ejemplo de empresa visionaria, la firma Altaja S.A. recientemente realizó una inversión millonaria para expandir y diversificar sus operaciones, construyendo una nueva planta productora de aceite de soja, consolidándose como un referente del sector productivo nacional.
Pero esta innovación es posible gracias a Induagro e instalación de una moderna maquinaria requerida para la puesta en marcha del nuevo proyecto. Dicha industrialización estuvo a cargo de la empresa pionera en la fabricación de máquinas extractoras de aceite sin uso de solventes químicos en el país, con más de 18 años de experiencia en el rubro. Sin dudas, la fortaleza de la compañía desempeña un papel crucial en la transformación de los granos de soja en productos vegetales de alta calidad como aceites vegetales y expeler, que próximamente serán producidos por Altaja en la nueva y moderna planta procesadora.
Las maquinarias fabricadas por Induagro no solo garantizan eficiencia, sino también la obtención de un óleo de alta calidad extraído en frío, libre de productos químicos, un diferencial en el mercado actual, afirmó Sérgio Marthino Hoppe, director vicepresidente.
Esta proveedora también brinda a las industrias modernas extrusoras, prensas, molinos, enfriadores y elevadores de última tecnología, ofreciendo soluciones modulares que permiten ampliar la capacidad de producción en cuestión de días.
Modernización y alta calidad
El crecimiento industrial en Paraguay viene acompañado de mayores exigencias por parte de las instituciones fiscalizadoras. En este contexto, la modernización se convierte en una necesidad y casos como el de Altaja, cliente de Induagro, ejemplifican este compromiso con la innovación y con la incorporación de tecnología avanzada. Dejó de depender de aceiteras externas para procesar su propia soja y con esta inversión pretende reducir costos y mejorar la calidad de sus productos.
“Esta inversión no solo permite obtener un aceite de altísima calidad, sino también mantenerse a la vanguardia en un mercado cada vez más exigente”, refirió Hoppe.
Induagro visualiza un futuro prometedor para la industria nacional. “Paraguay tiene un potencial enorme para la industrialización local, no solo en las grandes fábricas, sino también en cooperativas y fincas rurales. Esto no solo dinamiza la producción, sino que también fomenta el consumo local de productos como el expeler de soja, esencial para la alimentación animal”, señaló.
La propuesta incluye la instalación estratégica de plantas cerca de cooperativas y estancias dedicadas al engorde animal, lo que permitiría reducir costos de transporte y dependencia de importaciones. Esta visión descentralizada contribuirá a un desarrollo más equilibrado de la economía rural, utilizando la soja como base de producción.
Expansión industrial
Tras la modernización que ofrece Induagro, como modelo de expansión industrial florece Altaja S.A., ejemplo de inversión y crecimiento, que apostó por la innovación tecnológica y la integración vertical con el objetivo de transformar la materia prima nacional como la soja en productos con valor agregado.
Para ello, adquirió un terreno de 14.000 m² en Villeta, donde instaló una planta de procesamiento de soja dotada de tecnología de punta. La inversión inicial de un millón de dólares permitirá procesar, desde enero del próximo año, 60 toneladas de granos al día en su primera fase, equivalente a 9.000 litros de aceite diarios, con proyecciones de alcanzar 200 toneladas diarias para 2026.
Narciso Frontanilla, director ejecutivo de Altaja, refirió que la iniciativa busca garantizar la calidad del aceite utilizado como materia prima en la producción interna, así como diversificar sus productos como las margarinas y grasas especiales, además de fortalecer la competitividad en mercados nacionales y, en un futuro, en mercados internacionales.
“La decisión de producir nuestra materia prima asegura mejor control de costos, de stock y calidad, además de permitirnos aprovechar al máximo el potencial de la soja que se produce en el país”, afirmó el directivo.
Automatización avanzada
Además, la generación de empleo y la incorporación de tecnología sitúan a la empresa como un modelo de modernización en el sector industrial paraguayo. La culminación de la obra civil y montaje de las maquinarias se logró en diciembre de este año y la planta ya se encuentra realizando las primeras pruebas técnicas.
Antes, la firma compraba el aceite como materia prima para la producción de sus derivados; sin embargo, ahora, la meta es comprar los granos de soja al natural cosechados en el país y producir su propio aceite. Además del óleo, mediante el procesamiento, se obtiene otra materia sólida llamada expeler, que sirve para la elaboración de la harina de soja, que será vendida en ese estado a los mercados que utilizan este tipo de proteínas.
Con este tipo de industrialización, Paraguay se perfila como un Estado de oportunidades significativas para la inversión industrial, gracias a su condición de gran productor de soja, costos competitivos y una creciente infraestructura industrial. Aunque el mercado local parece limitado, la visión empresarial de industrias como Altaja demuestra que con innovación y una estrategia clara, es posible crecer y generar impacto.
Frontanilla insta a los profesionales de la industria a invertir en Paraguay y garantiza que el país tiene gente capacitada y eficaz, así como proveedores locales competitivos y un entorno favorable para los negocios. “Apostar por el país no solo beneficia a las empresas, sino también al desarrollo económico nacional”, enfatizó.
Futuro industrial sostenible
La experiencia de Induagro en la provisión de maquinarias modernas con tecnología de punta y la expansión industrial de Altaja destacan la importancia de alinear tecnología, estrategia y sostenibilidad en la industrialización.
Con un enfoque modular y soluciones innovadoras, ambas empresas impulsan el crecimiento de la industria local y refuerzan la competitividad de Paraguay como un referente en el sector agroindustrial de la región.
En un país con vastos recursos agrícolas, ambas empresas demuestran que la innovación tecnológica y la visión estratégica son clave para maximizar el potencial de las oleaginosas, promoviendo un desarrollo sostenible y rentable para todos los actores de la cadena productiva.
Finalmente, Sérgio Hoppe indicó que Paraguay ofrece un entorno atractivo para los inversionistas que buscan un mercado emergente con una combinación única de recursos naturales, mano de obra calificada y visión de crecimiento.
La capacidad de las industrias locales para adaptarse, modernizarse y satisfacer las demandas del mercado global, junto con el compromiso de las familias productoras y las empresas innovadoras, proyectan un futuro prometedor para el país.
Invertir en Paraguay es apostar por un modelo de desarrollo sostenible que combina tradición, innovación y un espíritu competitivo. Las oportunidades están al alcance de quienes sepan reconocer el potencial de este pujante polo industrial en el corazón de Sudamérica.