El avance de los productos de la agricultura familiar paraguaya en el mercado argentino representa un logro en la diversificación de exportaciones y el fortalecimiento del sector. Desde el envío histórico de cebolla y zanahoria, pasando por el locote y el tomate, hasta la reciente inclusión del limón tahití, Paraguay demuestra su capacidad para posicionarse como proveedor confiable de productos frutihortícolas.
El crecimiento de la agricultura familiar en Paraguay está estrechamente ligado a la diversificación de los productos que exporta. Con envíos como tomate, zanahoria, locote y cebolla hacia Argentina, el país logró abrir nuevas oportunidades para sus pequeños productores. Esta expansión en los mercados internacionales representa un incremento en las ventas y a la vez un impulso para la economía. A esta tendencia se suma el reciente envío del limón Tahití, un cultivo no tradicional que llega por primera vez a tierras argentinas.
El envío inicial de 26.000 kilos de limón Tahití, producido por familias agricultoras del departamento de Concepción, fue celebrado en Puerto Falcón. Este cargamento, que se llevó a cabo tras cumplir con los estrictos requisitos fitosanitarios exigidos por Argentina, representa la primera vez que este rubro llega al mercado vecino. Su producción se desarrolló en 130 hectáreas certificadas, donde se implementaron tecnología de manejo agronómico y sistema de riego que aseguran la calidad del producto y el cumplimiento de los estándares internacionales.
Este cultivo, que hasta hace poco no formaba parte de la oferta exportable del país, se suma a un portafolio que incluye productos tradicionales como la soja y el maíz, pero que ahora comienza a diversificarse con rubros hortícolas y frutales. La posibilidad de expandir estas exportaciones a otros mercados, como Brasil, donde ya se están negociando acuerdos comerciales, muestra el potencial de crecimiento para este rubro.
Esta exportación es parte de un proceso más amplio que busca diversificar la oferta de productos agrícolas paraguayos, fortaleciendo las capacidades de las familias productoras. Desde 2023, Paraguay ha logrado colocar nuevamente en el mercado argentino productos como el tomate, que ya supera el millón de kilos exportados, el locote, con envíos de 15.000 kilos, y la zanahoria.
La cebolla también logró un avance importante en su comercialización, con cargamentos enviados bajo estrictos controles de calidad. Estos resultados muestran una tendencia positiva en la producción y comercialización de rubros hortícolas, cuya demanda en Argentina ha crecido en los últimos años.
El ministro de Agricultura, Carlos Giménez, destacó que el acceso a mercados como el argentino y brasilero es una oportunidad para que los pequeños productores diversifiquen sus cultivos y fortalezcan su competitividad. Sin embargo, señaló que para consolidar una exportación sostenible, es necesario proporcionar a los agricultores acceso a financiamiento adecuado, líneas de crédito accesibles y asistencia técnica que les permita invertir en tecnología y mejorar su capacidad productiva.
El desarrollo de la agricultura familiar en este contexto ha sido clave para el crecimiento del sector. Las familias campesinas, organizadas en cooperativas o asociaciones, han adoptado prácticas que les permiten incrementar su productividad, al tiempo que cumplen con los requisitos necesarios para la exportación.
Asimismo, las exportaciones generan ingresos que contribuyen a mejorar las condiciones de vida de las familias productoras, permitiéndoles invertir en sus tierras y adoptar tecnologías que optimicen su producción. Estas actividades también fomentan el empleo en las comunidades rurales, fortaleciendo el tejido social y económico de las zonas donde se produce.
CUMPLIR CON EXIGENCIAS
El proceso para posicionar productos en mercados internacionales no está exento de desafíos. Cumplir con los estándares fitosanitarios y de calidad, responder a la demanda en términos de volumen y garantizar la sostenibilidad de la producción son algunos de los obstáculos que los agricultores deben superar. Sin embargo, el apoyo estatal y las alianzas estratégicas con el sector privado han sido fundamentales para facilitar este proceso.
En este contexto, el papel de la agricultura familiar adquiere una relevancia particular. La exportación de productos hortícolas, puede ser replicada en otros rubros no tradicionales. Este enfoque permite reducir la dependencia de cultivos masivos como la soja, diversificar las fuentes de ingresos y mejorar la competitividad del sector agrícola. Además, demuestra que con el acceso adecuado a recursos, capacitación y políticas públicas que promuevan el desarrollo rural, los pequeños productores pueden lograr resultados significativos en mercados internacionales.
EXPLORAR NUEVOS MERCADOS
Mientras Paraguay continúa explorando nuevos destinos para sus productos agrícolas, queda claro que la integración de la agricultura familiar al comercio internacional, además de beneficiar a los productores, también impulsa el desarrollo económico de las zonas rurales. Los avances logrados con productos como el tomate, la zanahoria, el locote, la cebolla y ahora el limón Tahití son una muestra del potencial de las familias agricultoras para contribuir al crecimiento del país y consolidar su papel en el comercio regional.
El éxito de estas iniciativas dependerá de la continuidad de políticas públicas que promuevan el acceso a financiamiento, la capacitación técnica y la mejora de la infraestructura rural. Solo así será posible garantizar que los productos paraguayos sigan ganando espacio en mercados internacionales, generando beneficios sostenibles para las comunidades rurales y fortaleciendo el sector agrícola en su conjunto.