Por César Pardo
En un mundo globalizado donde las culturas se entrelazan y los sabores viajan más rápido que nunca, la gastronomía mundial se ha convertido no solo en una experiencia sensorial, sino también en una herramienta clave para abordar uno de los temas más urgentes de la actualidad: la nutrición. Hoy más que nunca, comer bien no solo significa disfrutar, sino también alimentarse de forma consciente, equilibrada y sostenible.
Un viaje por los sabores del mundo
Desde los fermentados coreanos como el kimchi hasta la dieta mediterránea, pasando por el curry indio, los ceviches latinoamericanos o las sopas japonesas, cada región del mundo ha desarrollado platillos que combinan historia, clima, disponibilidad local y creencias. Sin embargo, más allá del sabor, muchas de estas tradiciones culinarias esconden verdaderas joyas nutricionales que la ciencia actual está revalorizando.
Por ejemplo, la dieta mediterránea —con su base en frutas, verduras, legumbres, aceite de oliva, pescado y vino tinto en moderación— ha sido ampliamente reconocida por sus beneficios cardiovasculares. Declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, es hoy uno de los modelos alimenticios más recomendados por nutricionistas a nivel mundial.
Nutrición moderna con raíces ancestrales
Mientras las industrias alimentarias avanzan con opciones cada vez más procesadas, las cocinas tradicionales resurgen como fuente de sabiduría. Un ejemplo claro es la cocina japonesa, especialmente en Okinawa, donde la esperanza de vida es una de las más altas del planeta. Su secreto: una alimentación basada en vegetales, soja, pescado, arroz y porciones moderadas.
En América Latina, productos como la quinua, la papa andina o el maíz morado están siendo revalorizados por su perfil nutricional. Estos ingredientes ancestrales no solo representan biodiversidad, sino también una fuente rica de proteínas, fibra, antioxidantes y minerales.
También el uso de especias, fermentados y técnicas como la cocción lenta o la deshidratación tienen impactos positivos en la salud y la conservación de nutrientes. Culturas como la india, con su abundancia de cúrcuma, comino, jengibre y legumbres, han sido estudiadas por sus efectos antiinflamatorios y antioxidantes.
La paradoja contemporánea: abundancia y malnutrición
A pesar del acceso a una mayor variedad de alimentos que nunca antes en la historia, el mundo enfrenta una paradoja: el aumento simultáneo del sobrepeso y la desnutrición. Según la OMS, más de 2.000 millones de personas padecen deficiencias nutricionales, mientras que otras tantas sufren enfermedades crónicas asociadas a una mala alimentación, como la diabetes tipo 2 o la hipertensión.
Aquí es donde la gastronomía mundial puede jugar un papel crucial. Rescatar y adaptar recetas tradicionales, introducir ingredientes balanceados y fomentar prácticas sostenibles puede ayudar a reconectar a las personas con una alimentación más saludable.
Tendencias actuales: fusión, salud y sostenibilidad
Las nuevas generaciones están transformando la forma de comer. La fusión de cocinas —como el “nikkei” (japonesa-peruana) o la “tex-mex”— no solo experimenta con sabores, sino que también busca adaptar lo tradicional a estilos de vida modernos. Por ejemplo, muchas recetas clásicas ahora se presentan en versiones veganas o sin gluten, sin perder su esencia.
Al mismo tiempo, la preocupación por el origen de los alimentos impulsa movimientos como el “slowfood”, el veganismo, el consumo local y de temporada, y las dietas basadas en plantas. El enfoque ya no está solo en el gusto, sino en la procedencia, el impacto ambiental y el valor nutricional.
En ese sentido, chefs de renombre y pequeños productores se convierten en aliados en la promoción de una gastronomía consciente. Desde restaurantes con estrellas Michelin que incluyen menús saludables hasta mercados de agricultores que recuperan variedades autóctonas, se está dando una revolución silenciosa en la forma en que comemos.
Conclusión: volver al origen para avanzar
La gastronomía mundial no es solo un patrimonio cultural; es también una guía hacia una mejor salud. En un contexto donde la nutrición es clave para enfrentar desafíos como el cambio climático, las enfermedades crónicas o la inseguridad alimentaria, mirar hacia las tradiciones culinarias del mundo ofrece respuestas prácticas y deliciosas.
Revalorizar ingredientes locales, adaptar recetas al estilo de vida actual y fomentar una relación más consciente con los alimentos es, quizás, la mejor receta para un futuro saludable.