El turismo religioso es una experiencia única que permite a los visitantes explorar la rica historia y la herencia cultural. En Paraguay, las ruinas jesuíticas emergen como testigos de un pasado espiritual que resistió al paso del tiempo.
El legado jesuítico, que dejó su huella en América Latina durante los siglos XVI y XVII, se revela a través de las ruinas dispersas en países como Argentina, Brasil y Paraguay. Estas estructuras, en su mayoría construidas en medio de entornos naturales impresionantes, narran la historia de una misión que combinó la evangelización con la arquitectura monumental.
El turismo religioso en estas ruinas jesuíticas no se limita únicamente a la contemplación de vestigios arqueológicos; también ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la interacción entre las culturas indígenas y los misioneros. Las iglesias, residencias y plazas presentes en estas ruinas son testimonios de un diálogo cultural complejo que dejó un impacto duradero en la región.
En ese contexto, con la finalidad de revalorizar el orígen de las comunidades en los departamentos Itapúa y Misiones de nuestro país, la ciudad de Encarnación fue sede del II Congreso Nacional e Internacional de Turismo Religioso. El evento declarado de Interés Turístico Nacional por la Secretaría Nacional de Turismo, de Interés Departamental por la Gobernación de Itapúa, y de Interés Municipal por la Intendencia de Encarnación tuvo lugar en la parroquia San Roque González de Santa Cruz, a inicios de este mes.
Durante el encuentro se destacó que la exploración de estos sitios se puede realizar con guías especializados que ofrecen una perspectiva objetiva sobre la historia y el contexto de las misiones jesuíticas. Pero, ¿dónde están ubicadas las ruinas?
SANTÍSIMA TRINIDAD DEL PARANÁ
En Itapúa, la Misión Jesuítica Guaraní de la Santísima Trinidad del Paraná destaca como un Patrimonio Cultural de la Humanidad, reconocido por la UNESCO desde 1993, está ubicada a 32 km del microcentro de Encarnación. Fundada en 1706, ofrece a los visitantes una experiencia única con recorridos diurnos, disponibles de 7:00 a 17:00, que permiten sumergirse en la historia de este lugar; mientras que las visitas nocturnas, a partir de las 19:00, ofrecen un espectáculo de luces y sonidos.
JESÚS DE TAVARANGUÉ
La misión de Jesús de Tavarangué, situada a 12 km de las reducciones de Trinidad, fue fundada en 1685 y es de las que en mejor estado de conservación se encuentra en la región. En la estructura están visiblemente impregnadas la arquitectura y escultura jesuita. Si se visita la zona, su paso por el lugar es imperdible para producirse en la historia de esta comunidad.
SAN COSME Y DAMIÁN
Entretanto, la misión Jesuítica Guaraní de San Cosme y Damián, que fue fundada en 1632, se encuentra a 118 Km de la misión de Trinidad y a 90 kilómetros del microcentro de Encarnación, por la ruta PY01, en el distrito de San Cosme y Damián.
Aquí se encuentran ruinas y restos muy bien conservados y el reloj de sol de Buenaventura Suárez. Su templo, que sigue activo, es imponente y alberga una colección de 20 imágenes talladas con virtuosismo por guaraníes y jesuitas.
También sorprende el colegio jesuítico con cielo raso de madera policromada pintada al temple con motivos florales que se conserva casi tal cual, así como su antiguo Katy Guazú o casas de indios con su enigmático pórtico central con muestras heráldicas, una con forma de murciélago.
SAN IGNACIO GUAZÚ
La Ruta Jesuítica también nos permite un recorrido por el departamento de Misiones, donde encontramos la Misión Jesuítica de San Ignacio Guazú, que es la más antigua por haberse fundado en el año 1609. Se erige como la ciudad jesuítica guaraní más antigua de Paraguay. En este rincón histórico, el Museo Diocesano de Arte Jesuítico Guaraní destaca como un refugio del barroco hispano-guaraní, exhibiendo imágenes talladas en madera policromada distribuidas en cuatro salas temáticas: La Creación, La Redención, La Historia de Cristo en la Iglesia y La Compañía de Jesús.
SANTA MARÍA DE FE
En la ciudad de Santa María de Fe también se halla otra opción en un pueblo que guarda tesoros culturales y religiosos a cada paso. Su museo de arte, ubicado en una de las históricas casas de indios, alberga imágenes, incluyendo el grupo de la Natividad. Entre las joyas del arte local destaca una virgen esculpida en madera, imponente con sus dos metros de altura, que ocupa un lugar de honor en la iglesia actual del pueblo.
La artesanía de los habitantes de Santa María de Fe se destaca por su colorido, bordados peculiares y originalidad. Cada obra es un testimonio vivo de la creatividad arraigada en la rica historia cultural y religiosa de este pueblo.
SANTA ROSA DE LIMA
Mientras que la misión de Santa Rosa de Lima, creada en 1698 por familias provenientes de Santa María de Fe, propone entre sus atractivos, el campanario original, construido en piedra roja, que resalta como un hito arquitectónico. Los restos de la iglesia original y una casa de indios íntegra ofrecen un vistazo a la vida cotidiana de la época.
La capilla de Nuestra Señora de Loreto, adornada con pinturas en sus muros e imágenes talladas en madera, preserva la esencia de la fe y la devoción que caracterizan a esta región. Santa Rosa de Lima invita a los visitantes a explorar sus calles y a sumergirse en las huellas de la historia y la espiritualidad.