La tecnología de la producción abarca el conjunto de herramientas, técnicas y sistemas que permiten transformar insumos en productos finales de manera eficiente y con calidad. En el contexto de la industria agroquímica, esta tecnología es esencial para garantizar la seguridad de los productos agrícolas y la salud humana, así como para mejorar la productividad y reducir los costos.
Contar con una planta industrial equipada con laboratorios de control de calidad de insumos y productos, así como con laboratorios de investigación y desarrollo (I+D) es fundamental para adaptarse rápidamente a los nuevos productos y desarrollar formulaciones más eficientes.
La industria de fabricación de agroquímicos, como es el caso de la empresa Biosanitas, incluye una amplia gama de productos, como insecticidas, herbicidas, fungicidas y fertilizantes, así como soluciones biológicas para el manejo ecológico de plagas y enfermedades. Estos productos sirven de soporte para la protección de cultivos, por lo que cumplen con estrictas regulaciones para reforzar su seguridad.
Los procesos de síntesis y formulación son fundamentales en esta industria. La síntesis se refiere a la elaboración de los principios activos, mientras que la formulación ajusta estos ingredientes para su aplicación comercial, transformándolos en polvo soluble, gránulos o líquidos emulsionables que optimizan su protección contra plagas y enfermedades.
La industria de plaguicidas es altamente competitiva, especialmente si de tecnología se habla. La aparición de productos más eficaces puede desplazar rápidamente a otros, buscando siempre mejorar la relación coste/rendimiento. La resistencia de las plagas a un producto específico obliga al desarrollo de nuevos productos, lo que hace que este sector, junto con el farmacéutico, tenga uno de los costes más altos en investigación.
De cada 1.000 compuestos ensayados, solo uno llega a la producción comercial, lo que expone la importancia de la innovación en esta industria. Esto implica el desarrollo de nuevos ingredientes activos de alto rendimiento y la innovación en los métodos de formulación y aplicación final, lo que constituye el último eslabón de la cadena de valor industrial.
Desafíos complejos
La industria agroquímica enfrenta desafíos complejos, influenciados por normativas que promueven la sostenibilidad ambiental y por la creciente volatilidad de los precios de los insumos y los cereales. Los episodios climáticos extremos también complican el panorama, creando incertidumbre para los agricultores. Para enfrentar estos desafíos, la industria debe estar en condiciones de apoyar a los agricultores, proporcionando productos eficaces y adaptándose a sus necesidades.
Entretanto, las organizaciones internacionales como la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecen especificaciones detalladas para la fabricación de plaguicidas y productos afines, asegurando que cumplan con altos estándares de seguridad. La constante evolución tecnológica y científica es vital para adaptarse a las nuevas cepas de plagas resistentes y a las demandas de sostenibilidad, proporcionando a la vez soluciones más seguras y eficientes para la protección de los cultivos.
TECNOLOGÍA DE LA PRODUCCIÓN
La innovación en la industria de protección de cultivos debe ser una innovación matricial, desde los recursos de materias primas químicas básicas hasta la capacidad de los procesos, a fin de obtener ingredientes activos de alto rendimiento y alta pureza. La innovación de productos de formulación de uso final y la innovación de métodos de aplicación son el último eslabón de la cadena de valor industrial.
La tecnología de la producción se refiere al conjunto de conocimientos, herramientas, técnicas, procesos y sistemas utilizados para transformar insumos o recursos en productos finales, de manera eficiente. Busca mejorar la calidad, reducir costos y aumentar la productividad.
Contar con una Planta Industrial, Laboratorios de Control de Calidad de insumos y productos terminados así como Laboratorios de I+D (Investigación y Desarrollo) para nuevos activos como también formulaciones más eficientes, permite una rápida adaptación a los nuevos productos como a la posibilidad de desarrollos propios.
La industria de fabricación de agroquímicos abarca una amplia gama de productos, entre los que se incluyen insecticidas, herbicidas, fungicidas y fertilizantes, soluciones biológicas para el manejo ecológico de plagas y enfermedades, así como también coadyuvantes para optimizar su aplicación a campo. La industria se enfrenta a estrictas regulaciones para garantizar la seguridad de los productos agrícolas y la salud humana.
Hay procesos de “síntesis” que consisten en la elaboración de las drogas técnicas o principios activos y otros procesos de “formulación” que adecúan los productos para su uso comercial, como polvos para suspender en agua, polvos secos para espolvoreo, gránulos, líquidos emulsionables, etc.
La formulación consiste en la mezcla de ingredientes activos y aditivos que optimizan la aplicación del producto y la protección de los cultivos de plagas y enfermedades.
La gran mayoría de las moléculas que han ido apareciendo en el mercado estos últimos años han buscado parecerse lo más posible a la naturaleza.
Nuestros agricultores se hallan en un escenario complejo, marcado por normativas que abogan por la sostenibilidad ambiental, empujando al agricultor a ser más eficiente en el uso de fertilizantes y fitosanitarios. La volatilidad de los precios de los insumos y de los cereales, fuertemente influenciada por las circunstancias geopolíticas, unido a episodios meteorológicos cada vez más extremos y continuados, generan incertidumbre a la hora de tomar decisiones en el manejo de la explotación y la industria debe estar en condiciones de acompañarlos en este proceso.
La Industria de los plaguicidas es muy competitiva en tecnología. La aparición de un producto más eficaz contra una plaga, desplaza, en poco tiempo, a otros, buscando mejorar la relación coste/rendimiento que es decisiva para el agricultor. Además, la aparición, en las plagas, de cepas resistentes a un producto hace necesario el desarrollo de otros. Por eso este sector, junto con el farmacéutico, tiene los costes más altos en investigación.
En ella intervienen tanto los químicos que sintetizan el producto como los entomólogos, toxicólogos o micólogos que los ensayan. Para la admisión de un producto nuevo, las autoridades fitosanitarias exigen documentación científica y técnica, cuyo coste es muy elevado.
De cada 1.000 compuestos ensayados, solo uno alcanza la producción comercial.
La innovación en la industria de protección de cultivos debe ser una innovación matricial, desde los recursos de materias primas químicas básicas hasta la capacidad de los procesos, a fin de obtener ingredientes activos de alto rendimiento y alta pureza. La innovación de productos de formulación de uso final y la innovación de métodos de aplicación son el último eslabón de la cadena de valor industrial.
La FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el “Manual sobre la elaboración y uso de plaguicidas”, establecen especificaciones para cada tipo de formulación a ser cumplidas en la fabricación de estos.