Paraguay, a pesar de contar con las dos hidroeléctricas, una de ellas la más grande del mundo, sigue encabezando la lista del país más deficiente en materia de distribución energética.
Mientras tanto, la tendencia imparable hacia la utilización de energías limpias en el planeta crece y se refleja en el incremento exponencial y el aumento de la rentabilidad en la inversión en energías renovables.
Bajo el argumento de que el desarrollo de las energías limpias es imprescindible para combatir el cambio climático, ya existen alternativas de implementación para reducir el consumo tradicional de energía eléctrica, teniendo en cuenta que cada vez consumimos más energía y por ende significa que cada vez debemos producirla más.
Miremos como ejemplo los casos de éxitos en los países de primer mundo, donde las fuentes de energías alternativas son parte de la política de conservación del medio ambiente y el planeta.
Ya es hora que vayamos tomando conciencia del cambio que ya se está produciendo desde una nueva cultura energética.
No se trata sólo de cuestionar las deficiencias energéticas y el costo de la misma. Se trata de poner en práctica las alternativas, como ya lo es la energía solar, una realidad en nuestro país, con resultados sorprendentes y más rentables que nunca.
Esperemos que este impulso sepamos aprovechar como país para priorizar las energías limpias. Sin duda alguna, con un empujón y ayuda de los gobiernos, desde la implantación de políticas públicas que promuevan la transición a las energías alternativas, puede estimular y representar rentabilidad incluso para un desarrollo de la economía mucho más sano y sostenible.