Los primeros días del año pueden convertirse en un buen momento para recordar que siempre es posible mejorar las finanzas a través de pequeños cambios que permitan lograr una mayor tranquilidad en cuestiones económicas. Es normal proponerse metas en cada nuevo año, pero ¿cuál es la clave para llegar al objetivo?
La prestigiosa revista de finanzas, Forbes, comparte algunos consejos para tener un año financiero exitoso y perdurable en este 2024. Refiere que un cambio de ciclo puede servir de motivación para un nuevo comienzo y dejar de lado ese hábito o comportamiento que pudiera estar dañando el bienestar personal.
El momento ideal para esta reflexión mayormente acostumbra ser en el periodo de fin año, con la finalidad de poner en marcha los nuevos cambios a partir de los primeros días del siguiente año. Señala que las pequeñas modificaciones pueden acercar a la tranquilidad financiera y allanar el camino hacia un futuro más próspero.
Aunque pueda parecer repetitivo hablar sobre la importancia de establecer metas, es fundamental recordar por qué desempeñan un papel tan importante. Desde la perspectiva de las Ciencias del Comportamiento, fijar metas se considera esencial por tres razones fundamentales.
En primer lugar, las metas actúan como puntos de referencia que nos permiten enfocar nuestro esfuerzo hacia tareas y actividades específicas. Son como un faro que ilumina el camino hacia la consecución de nuestros propósitos. Al proporcionarnos un sentido de dirección claro, las metas actúan como un mapa de ruta que guía nuestras acciones cotidianas.
Este enfoque estructurado no solo nos ayuda a evitar la dispersión del esfuerzo, sino que también proporciona un marco organizativo para las acciones diarias.
Tener metas nos brinda la oportunidad única de experimentar el sentido de satisfacción al alcanzarlas. Pocas cosas pueden igualar la alegría que se experimenta al marcar como “hecho» una tarea de la lista de pendientes, saldar una deuda o contemplar un saldo en la cuenta de ahorros.
El lograr el objetivo representa la culminación de esfuerzos, perseverancia y dedicación a lo largo del tiempo. Además de celebrar el éxito, también valida la capacidad para establecer objetivos y trabajar hacia ellos de manera consistente.
Considerando la importancia de las metas, las Ciencias del Comportamiento proporcionan herramientas valiosas para diseñar objetivos factibles y estrategias para alcanzarlas. A continuación, el desglose de tres factores de las metas.
REALISTAS Y ALCANZABLES
Aunque la llegada de un nuevo año nos inspire a establecer metas ambiciosas, hay que tener cuidado en no sobreestimar lo que podemos lograr. La clave para el éxito radica en asegurarnos de que nuestras metas sean realistas y medibles desde el principio.
Primero, debemos evaluar si las metas son alcanzables con los recursos disponibles, como tiempo, dinero y espacio.
Es fundamental tener en cuenta las limitaciones de nuestros recursos antes de comprometernos con objetivos que podrían resultar inalcanzables. Establecer indicadores claros que nos permitan evaluar nuestro progreso de manera objetiva.
DIVIDIR
Al definir indicadores para nuestras metas, se establecen puntos de referencia para evaluar el progreso, permitiendo la adopción de una estrategia efectiva como por ejemplo dividir las metas en acciones alcanzables. Se recomienda acciones que puedan realizarse en plazos menores.
En este contexto, se hace referencia a las submetas. Que cuando vemos que más nos acercamos al propósito se tiende a realizar un esfuerzo adicional para alcanzarlas. Al dividir las metas en objetivos más pequeños, brindamos la oportunidad de canalizar este esfuerzo hacia cada submeta, aumentando así las posibilidades de éxito.
Metas como liquidar una deuda o aumentar los ahorros para un cierto fin pueden parecer abrumadoras, por lo que las pequeñas acciones hacen que el panorama sea más manejable reduciendo la carga emocional asociada a ese objetivo aparentemente lejano.
CUÁNDO, DÓNDE Y CÓMO
Investigaciones sobre el tema revelan que las posibilidades de llegar al objetivo aumentan considerablemente cuando se especifica cómo, cuándo y dónde lo llevaremos a cabo. Esta estrategia además de brindar claridad, también reduce las barreras que podrían obstaculizar el progreso de las metas.
Si se habla de ahorro, por ejemplo, primeramente se debe detallar la cantidad y el plazo en que se desea llegar al objetivo. Luego se establece la frecuencia y se aconseja configurar la herramienta bancaria del débito automático para el ahorro programado cada vez que se reciba el pago de acuerdo al calendario de ingresos personal.
Esto también elimina la necesidad de realizar depósitos manualmente y reduce la tentación de desviar los recursos del objetivo de ahorro. Finalmente, se deben realizar revisiones de la cuenta y evaluar si es necesario realizar ajustes en la cantidad de ahorro o en la frecuencia de los depósitos.